Introducción

La Biblia dice que somos piedras vivas en la casa de Dios. Podemos imaginar a alguien que toma una piedra sucia, al lavarla por primera vez, quitará mucha inmundicia pero si tuviera manchas de grasa necesitará lavarla nuevamente para ver la piedra tal cual es. Entonces podremos modificar su forma trabajando directamente sobre la piedra. Esto ilustra la forma en que el Señor trata con nosotros. En nuestra conversión los pecados visibles desaparecen. Dios ha realizado la primera limpieza, pero luego habrá una acción más profunda que incidirá sobre nuestro ser. Dios estará trabajando sobre nosotros allí donde haya conflictos espirituales debido a nuestra forma de ser y su mano estará presente.

Debemos tomar la forma de Cristo

 

La forma de ser que teníamos tiene que cambiar paulatinamente (no es instantáneo) y de gloria en gloria seremos transformados.
No mirándonos a nosotros mismos (somos subjetivos).
No mirando al de al lado (su aspecto o cómo actúa). Romanos 8:29; 2 Corintios 3:18habla de conformarnos: es hacernos igual a la forma de Cristo.

 

 

Mirando “ La gloria del Señor”, es como seremos transformados.
Hebreos 5:8-9dice que Jesús por sus padecimientos aprendió la obediencia. Él no era el mismo a los dieciocho que a los treinta y tres años, pues con todo lo que vivió y padeció llegó a ser Cordero Inmolado. Así también ocurre con sus discípulos que siguen al Cordero, para ser transformados a su imagen y semejanza.

El Temperamento, el Carácter y la Personalidad

El temperamento

Es la combinación de rasgos con los cuales nacemos e incluye fortalezas y debilidades.

El carácter

Es el verdadero “Yo” (1 Pedro 3:4), implica la mente, las emociones y la voluntad influenciadas por nuestras experiencias, nuestra educación, creencias, etc.

La personalidad

Es lo que perciben los demás, la exteriorización de nuestro yo (no siempre es auténtica).
Gálatas 5.22-23: Este pasaje muestra un temperamento lleno del Espíritu Santo, que tiene nueve características que Jesucristo manifestó. Esta es la Voluntad de Dios para nuestras vidas que, aunque conservemos nuestros rasgos naturales, no seamos dominados por nuestra debilidad.

El fruto del Espíritu es:
AMOR, GOZO, PAZ, PACIENCIA, FE, BENIGNIDAD, BONDAD, MANSEDUMBRE, TEMPLANZA.
Nuestro carácter debe ir cediendo para dar lugar al carácter de Cristo.

Tengamos presente esto:
TENEMOS UN CARÁCTER PRESENTE Y EL ESPÍRITU SANTO LO IRÁ TRANSFORMANDO HASTA LLEGAR A LA META: SER COMO CRISTO. (Filipenses 3: 12-14 - Efesios 4:13)

Mientras somos transformados El carbón inicia un proceso de transformación en Diamante

Debemos aceptar nuestro temperamento actual así como Dios nos acepta. Nosotros también debemos aceptarnos con las siguientes salvedades:
  • No para justificarnos: diciendo “así soy yo, Dios es el que me va a cambiar”.
  • No para condenarnos, ni para acomplejarnos. Sabiendo que el que comenzó la buena obra en nosotros, la perfeccionará.
  • Más bien aceptando nuestra realidad para que a la luz del Espíritu Santo veamos aquellos aspectos que Dios quiere modificar.


Somos diferentes

 

El diamante que saldrá de cada uno de nosotros será distinto uno de otro
Teniendo presente que somos diferentes. Aunque parezca obvio, es de mucha ayuda tener conciencia de esto. Consideremos lo siguiente:
  • Dios es mi Hacedor. Él nos ha dado dones diferentes a los de nuestro prójimo. Aceptémonos sin complejos ni soberbias, también a nuestros semejantes, sin esperar que sean iguales a nosotros (esposos, hijos, familiares, hermanos en la fe, etc.).
  • Ejemplos de distintas formas de ser: encontramos diversidad de caracteres, mencionaremos cuatro posibilidades: el introvertido, sumamente introvertido, el extrovertido y el super extrovertido.
    Es muy probable que nos identifiquemos con algunos de estos o seamos una mezcla de varios, pero lo realmente importante, es que Dios hará que algunas características permanezcan y crezcan y otras sean cambiadas por la obra del Espíritu Santo.
    Debemos estar abiertos para reconocer nuestros errores y arrepentirnos cuando Dios nos hable. Juan 12:24nos habla de cómo la semilla muere para desarrollar el fruto. Nuestro yo irá desapareciendo para dar lugar a la vida de Cristo en mí. El Espíritu Santo crecerá y nosotros menguaremos dando lugar al Espíritu Santo que prevalecerá sobre nuestra personalidad. Las debilidades de nuestra vieja naturaleza y que son un estorbo para Dios serán modificadas con el fin de hacernos aptos para la obra. No es simplemente que he abandonado un vicio sino que en mí se manifiesta una nueva forma de vivir.
    Siempre contaré con la ayuda del Espíritu Santo para consolarme y enseñarme actuando sobre mi conciencia.

    Existen casos donde la conciencia se ha cauterizado (Hebreos 3:7).
    Debemos autoexaminarnos (Salmo 66:18); ver nuestras debilidades como pecado (1 Juan 1:9); y pedirle a Dios, ser llenos del Espíritu Santo.
    2 Corintios 10:4-5nos dice que llevemos todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo y enfrentemos con la Palabra de Dios las mentiras de Satanás que quiere que pensemos que no podremos cambiar.
    Filipenses 4:13 dice que: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
    Y en 1 Corintios 6:17 dice que: “el que se une al Señor, un espíritu es con Él”.

    Otros textos: (Efesios 1:3,17,18; Filipenses 1:6; Lucas 1:37; Salmo 139:13-18 ; Isaías 43:1; Romanos 8:28-39).
    Si disciplinamos nuestra mente con la verdad de Dios esta verdad nos hará libres: (Juan 8:32).