sábado, 14 de maio de 2011

FRUTOS DEL ESPÍRITO SANTO.

FRUTOS DEL ESPÍRITO SANTO

"Mas el fruto del Espíritu es: caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley. Porque los que son de Cristo, han crucificado la carne con los afectos y concupiscencias. Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu. No seamos codiciosos de vana gloria, irritando los unos a los otros, envidiándose los unos a los otros".GÁLATAS 5:22-26

Hemos visto algo sobre la maldad y el engaño intrínsecos a las obras de la carne. Pero gracias al Señor, hay algo mejor.

El Espíritu de Dios en su plenitud, otorgado ampliamente a todo creyente, combate contra la carne, de manera que en aquel que es guiado por el Espíritu de Dios, la carne no puede hacer las cosas que querría. El Espíritu es en él el poder controlador, produciendo en la vida "el fruto del Espíritu", no "las obras de la carne".

Y aunque sea cierto "que los que hacen tales cosas" como las especificadas en la lista de las obras de la carne "no heredarán el reino de Dios"; mediante el don del Espíritu Santo, por la gracia de Cristo, Dios hizo completa provisión a fin de que toda alma, a pesar de todas sus pasiones, concupiscencias, deseos e inclinaciones de la carne, pueda heredar el reino de Dios.

En Cristo, la batalla se peleó en todo punto, habiendo obtenido completa victoria. Él mismo fue hecho carne –la misma carne y sangre de aquellos a quienes vino a redimir. Fue hecho en todo semejante a ellos; "tentado en todo según nuestra semejanza". Si en algún punto no hubiese sido hecho como nosotros, entonces en ese punto, no habría podido ser tentado como lo somos nosotros.

Él se pudo "compadecer de nuestras flaquezas", debido a que fue "tentado en todo según nuestra semejanza". Cuando fue tentado, sintió los deseos y las inclinaciones de la carne, precisamente de la forma en que nosotros las sentimos al ser tentados. "Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia [los deseos e inclinaciones propios de la carne] es atraído, y cebado" (Sant. 1:14). Todo eso, Jesús pudo experimentarlo sin pecar, ya que la tentación no es pecado. Es solamente después que la concupiscencia ha concebido –cuando el deseo ha sido acariciado, la inclinación consentida– que "pare el pecado". Y Jesús, ni siquiera en un solo pensamiento acarició ni consintió un deseo o inclinación de la carne. Así, en una carne como la nuestra, fue tentado en todo punto como nosotros, pero sin una sola mancha de pecado.

Por el poder divino que recibió mediante la fe en Dios, Él, en nuestra carne, reprimió completamente toda inclinación, y cortó de raíz todo deseo de esa carne, de forma que "condenó al pecado en la carne". Con ello, trajo la victoria completa y el poder divino para mantenerla, a toda alma en el mundo. Todo eso lo hizo "para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme a la carne, mas conforme al espíritu".

En Cristo Jesús, está al alcance de toda alma esa victoria, en su plenitud. Se la recibe por la fe en Jesús. Se cumple y mantiene por "la fe de Jesús", que Él perfeccionó y que da a todo el que en Él cree. "Esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe".

"Dirimiendo en su carne las enemistades" que separaban al hombre de Dios (Efe. 2:15). Para tal fin, tomó la carne –sólo así pudo ser– en la que existía tal enemistad. Y dirimió o abolió "en su carne las enemistades", "para edificar en sí mismo los dos [Dios, y el hombre enemistado] en un nuevo hombre, haciendo la paz".

Cristo abolió en su carne las enemistades, "para reconciliar por la cruz a ambos [judíos y gentiles –todo el género humano sujeto al enemigo–] con Dios en un mismo cuerpo, matando en ella [su carne] las enemistades" (Efe. 2:16). La enemistad estaba en Él mismo, al estar en su carne. Y "en su carne", la dirimió o abolió. Solamente estando "en su carne" pudo hacer tal cosa.

Jesús tomó sobre sí la maldición en su plenitud, tal como ésta afecta a la raza humana. Eso sucedió cuando fue "hecho por nosotros maldición". Pero "la maldición sin causa nunca vendrá", ni vino nunca: el pecado es la causa de la maldición. Él fue hecho maldición por nosotros, a causa de nuestros pecados. Y a fin de poder afrontar la maldición tal como pesa sobre nosotros, debió afrontar el pecado, tal como es en nosotros. Así pues, "al que no conoció pecado, hizo pecado por nosotros". Y eso "para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él" (2 Cor. 5:21).

Y aunque se colocó enteramente en la misma situación de gran desventaja en la que está la raza humana –hecho en todo como nosotros, y por lo tanto tentado en todo como nosotros–, sin embargo, ni en un solo pensamiento consintió que una sola tendencia o inclinación de la carne gozaran del más mínimo reconocimiento, sino que fueron todas ellas cortadas de raíz por el poder de Dios, que, mediante la fe divina, trajo a la humanidad.

"Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber, al diablo, y librar a los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no tomó a los ángeles, sino a la simiente de Abraham tomó. Por lo cual, debía ser en todo semejante a los hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo. Porque en cuanto Él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados" (Heb. 2:14-18).

Y esa victoria que Cristo obró en carne humana, el Espíritu Santo la trae para rescatar a todo aquel que, estando en carne humana, cree hoy en Jesús. Mediante el Espíritu Santo, la presencia misma de Cristo viene al creyente; ya que es su constante deseo el "que os de, conforme a las riquezas de su gloria, el ser corroborados con potencia en el hombre interior por su Espíritu. Que habite Cristo por la fe en vuestros corazones; para que, arraigados y fundados en amor, podáis bien comprender con todos los santos cuál sea la anchura y la longura y la profundidad y la altura, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios" (Efe. 3:16-19).

Así, la liberación de la culpabilidad del pecado, y del poder de éste, que hace que el creyente triunfe sobre todos los deseos, tendencias e inclinaciones de su carne pecaminosa, por el poder del Espíritu de Dios, tiene hoy lugar por la presencia personal de Cristo Jesús en carne humana en el creyente, tal como sucedió con la presencia personal de Cristo en carne humana, hace dos mil años.

Cristo "es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos". Tal sucede con su evangelio. El evangelio de Cristo es hoy el mismo que hace dos mil años. Entonces era "Dios… manifestado en carne"; hoy también: Dios manifestado en la misma carne, en la carne de hombres pecaminosos, carne humana, tal como es la naturaleza humana.

El evangelio es "Cristo en vosotros, la esperanza de gloria", –Cristo en ti, tal como eres, pecados y pecaminosidad incluidos; ya que se dio a sí mismo por nuestros pecados, y por nuestra pecaminosidad. Cristo te compró tal como eres, y Dios te hizo acepto en el Amado. Te ha recibido tal como eres, y el evangelio –Cristo en ti, la esperanza de gloria– te pone bajo el reino de la gracia de Dios y, por su Espíritu, te sujeta de tal manera al poder de Cristo y de Dios, que aparece en ti "el fruto del espíritu", no "las obras de la carne".

Y el fruto del Espíritu es:

AMOR. "El amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado". En lugar de dar lugar al odio –siquiera en pensamiento–, o cualquier sentimiento afín, nadie puede hacer contra ti nada que logre despertar otra cosa que no sea amor. Ese amor, proviniendo de Dios, "es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos", y no ama por recompensa, sino simplemente porque ama, porque es amor, y siendo sólo eso, no puede hacer otra cosa.
GOZO. "Es la felicidad desbordante que surge del bien presente o futuro". Pero en este caso, la disyunción queda descartada, ya que se trata de felicidad desbordante surgida del bien actual Y TAMBIÉN del que se espera, debido a que la causa del mismo es eterna. En consecuencia, es eternamente presente, y eternamente esperado. Es "satisfacción exultante".
PAZ. Perfecta paz que reina en el corazón. "La paz de Dios, que supera todo entendimiento"; y que guarda el corazón y la mente de todo aquel que la posee.
TOLERANCIA, BENIGNIDAD, BONDAD, FE. Esa fe –del griego pistis–, es "la firme persuasión; la convicción basada en la confianza, NO en el conocimiento [la fe "del corazón", no de la cabeza; la fe de Cristo, no la del credo]; sólida confianza, alimentada por la convicción, que supera lo que se opone o contradice".
MANSEDUMBRE, TEMPLANZA. La templanza es dominio propio. El Espíritu de Dios libera al hombre de la esclavitud a sus pasiones, concupiscencias y hábitos, y lo hace libre, dueño de sí.
"Contra tales cosas no hay ley". La ley de Dios no va contra otra cosa que no sea el pecado. En la vida de los hombres, la ley de Dios va contra todo lo que no sea el fruto del Espíritu de Dios. Por lo tanto, todo lo que en la vida del hombre no es fruto del Espíritu, es pecado. Eso no es más que otra forma de decir que "todo lo que no es de fe, es pecado".
Así, "si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu". Y puesto que vivimos y andamos en el Espíritu, "no seamos" –Sí, no seremos, no podemos ser– "codiciosos de vana gloria, irritando los unos a los otros, envidiándose los unos a los otros".

UN CANTICO NUEVO.

UN CANTICO NUEVO

¿Cuál es la característica de un Ruiseñor? Es un pajarito que da un canto dulce, romántico. A veces el tono suave se vuelve fuerte y te hace reaccionar. Lo particular de esta ave es que canta de noche.
Dios dijo en su palabra “Y NINGUNO DICE: ¿DONDE ESTA DIOS MI HACEDOR, QUE DA CANCIONES EN LA NOCHE?” Job 35:10
¿Quien da cántico en la Noche? El ruiseñor, el único que canta de noche. Bueno, te quiero decir que ¡Hoy hacen falta ruiseñores cristianos! SI. Gente que en medio de las rebeliones de la sociedad, las tinieblas, las ambiciones, los vicios, puedan cantar el canto del Evangelio. Necesitamos cristianos que puedan cantar la melodía de la esperanza. No el día sino en la oscuridad.
Gente que pueda llevar un canto dulce. Que sea capaz de confortar el corazón triste y dolido del más vil pecador. Personas que puedan ser capaces de hablarles sobre el perdón de sus pecados y que Cristo esta limpiando con su sangre preciosa la maldad. Hay un Dios que te da Fe en el presente y te llena de Esperanzas para un futuro mejor. Salmo 147:3 “EL SANA Á LOS QUEBRANTADOS DE CORAZÓN, Y LIGA SUS HERIDAS.”
En el día escuchamos cantar a muchos pájaros… cuando las cosas van bien.
Sin embargo hoy precisamos de aquellos que lleven un cantico nuevo en las noches de angustia. Debemos llegar allí donde la gente está afligida, hay desamparados, presos, y personas que viven en la oscuridad del vicio.
Les invito a salir y llevar el evangelio a los vecinos, caminemos por barrios, comunas, aldeas vecinas, más allá hay pueblos y ciudades que necesitan escuchar el canto del evangelio.
A ciertas horas del día muchas personas se juntan para ir al trabajo o retornar a casa. Es la oportunidad de entregarles un folleto y tomar tiempo para responder a las pregustas más comunes de la vida. Debemos escuchar sus comentarios, debemos confortar sus corazones. Este será nuestro canto de ruiseñor. Y si en su familia aún hay inconversos allí hay un buen lugar. Lo milagroso del Evangelio es que las vidas pueden ser transformadas por el Poder de la Palabra de Dios. “DE MODO QUE SI ALGUNO ESTA EN CRISTO, NUEVA CRIATURA ES: LAS COSAS VIEJAS PASARON; HE AQUÍ TODAS SON HECHAS NUEVAS.” 1 Corintios 5:17.
Algunos de nosotros hemos acudido en tiempo de angustia, dolor y oscuridad. Fue porque alguien nos bendijo con el llamado de Jesús. “VENID A MI TODOS LOS QUE ESTÁIS TRABAJADOS Y CARGADOS, QUE YO OS HARE DESCANSAR.” Mateo 11:28 Si has tenido esta experiencia has sido bendecido. Ahora tenemos que ponernos en acción. Con el Poder del Señor vamos a rescatar a hombres y mujeres que están en las noches oscuras. Atrévete a ser un ruiseñor cristiano.
Sé que estas palabras te animarán a ser un Ruiseñor. Si, este mensaje ha cambiado el rumbo de tu vida cristiana me gustaría ayudarte más. Escribe un e-mail. Si aún no has conocido el evangelio de Salvación. Hoy debes arrepentirte de tus pecados puedes recibir a Jesucristo como el Salvador de tu vida.
Y yo quiero hablarte al corazón, porque este poder maravilloso que cambia vidas proviene de Jesucristo. Tendrás gozo en testificar a los demás. Será un gozo por los demás y pronto te apasionarás en ganar almas perdidas.
En medio de las noches oscuras de la vida hay una salida, hay vida nueva y en abundancia.
Hoy voy a orar, para que el Señor en con su palabra te susurre al oído un dulce canto de esperanza.
“PON ASIMISMO TU DELICIA EN JEHOVÁ, Y ÉL TE DARÁ LAS PETICIONES DE TU CORAZÓN. ENCOMIENDA Á JEHOVÁ TU CAMINO, Y ESPERA EN ÉL; Y ÉL HARÁ.” Salmo 37:4-5
“FÍATE DE JEHOVÁ DE TODO TU CORAZÓN, Y NO ESTRIBES EN TU PRUDENCIA. RECONÓCELO EN TODOS TUS CAMINOS, Y ÉL ENDEREZARÁ TUS VEREDAS.” Proverbios 3:5-6
“PORQUE ESTO ES BUENO Y AGRADABLE DELANTE DE DIOS NUESTRO SALVADOR; EL CUAL QUIERE QUE TODOS LOS HOMBRES SEAN SALVOS, Y QUE VENGAN AL CONOCIMIENTO DE LA VERDAD.” 1 Timoteo 2:3-4
El Amor de Dios es maravilloso. Confía, descansa en El y el te levantará para que seas una vida de bendición. Alabamos el nombre de Cristo por su obra en nosotros.