quinta-feira, 19 de maio de 2011

UNA VERDAD RECONFORTANTE.

UNA VERDAD RECONFORTANTE

El que Jesucristo se hiciera carne, el que Dios se manifestase en la carne, es una de las verdades que más ánimo traen, una de las verdades más instructivas, una verdad en la que debiera gozarse la humanidad.

Quisiera estudiar esta cuestión teniendo en vista nuestro presente beneficio personal. Concentremos al máximo nuestras mentes, pues comprender que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros requiere todas las energías de nuestra mente. Consideremos, primeramente, qué clase de carne fue, pues ahí está el fundamento mismo de la cuestión, en lo que tiene que ver personalmente con nosotros. "Por cuanto los hijos participan de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, a saber, al diablo. Y librar a los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre. Porque de cierto, no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abrahán. Por eso, debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser compasivo y fiel Sumo Sacerdote ante Dios, para expiar los pecados del pueblo. Y como él mismo padeció al ser tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados" (Heb. 2:14-18). Para que, sujetándose a la muerte, tomando sobre sí la carne de pecado, pudiera destruir mediante su muerte al que tenía el imperio de la muerte.
"Porque de cierto, no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abrahán" (Heb. 2:16). En el siguiente versículo se nos da la razón de ello: "Por eso, debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser compasivo y fiel Sumo Sacerdote ante Dios, para expiar los pecados del pueblo". "Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como refiriéndose a muchos, sino a uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo" (Gál. 3:16). Viene verdaderamente en ayuda de la simiente (o descendencia) de Abraham, haciéndose Él mismo simiente de Abraham. Dios, enviando a su propio Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó el pecado en la carne; para que la justicia que requiere la ley se cumpla en nosotros, que no andamos según la carne, sino según el Espíritu (Rom. 8:3 y 4).
Por lo tanto, podéis ver que la Escritura expone claramente que Jesucristo tenía exactamente la misma carne que nosotros: carne de pecado, carne en la que nosotros pecamos; carne, sin embargo, en la que Él no pecó jamás. Pero llevó nuestros pecados en esa carne de pecado. No olvidéis ese punto. No importa cómo lo hayáis podido considerar en el pasado, vedlo ahora tal como está en la Palabra; y cuanto más lo veáis en esa forma, más razón tendréis para agradecer a Dios porque así sea

EL VERBO SE HIZO CARNE.

EL VERBO SE HIZO CARNE

"En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan 1:1). "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros" (vers. 14).

El tema de la redención será la ciencia y el canto por las edades eternas, y bien puede ocupar nuestras mentes durante nuestra breve morada aquí. No hay ninguna otra porción de ese gran tema que demande tanto de nuestras mentes a fin de poder apreciarlo, como el tema que vamos a estudiar : "el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros". Por Él "fueron hechas" todas las cosas. Ahora, Él mismo "fue hecho". El que tenía toda la gloria con el Padre, la deja a un lado, y es hecho carne. Deja a un lado su modo divino de existencia, y toma el del hombre; y Dios se manifiesta en la carne. Esa verdad es el fundamento mismo de toda verdad.

segunda-feira, 16 de maio de 2011

SI, HAY ESPERANZA .

SI, HAY ESPERANZA

Aun cuando te sientes perdido, pobre, desesperado y confundido; HAY ESPERANZA.
Cuando teniéndolo todo, sientes no tener nada;
Cuando teniendo toda la libertad, te conviertes en esclavo de tus deseos y errores;
Aun cuando has perdido todo, incluyendo las ganas de vivir. HAY ESPERANZA.
Lamentablemente muchos no lo saben, y viven llevando sobre sí todos sus males y pesares; sin saber que hay una mano extendida para ayudarles a llevar sus pesadas cargas. La mano de Jesucristo. Él dijo: “Vengan a mí todos los que están cansados y trabajados, y yo los haré descansar”. Sin embrago, muchos prefieren hacer caso omiso a esta invitación convencidos por el sistema y su errado miedo a perder la libertad. Pues bien, no te dejes engañar. No hay libertad sin Cristo.
Él dijo: “Y conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. La verdadera libertad no es hacer todo lo que quieras, eso sólo te convierte en esclavo de ti mismo; la verdadera libertad sólo la consigues cuando reconoces que necesitas a Jesucristo en tu vida.
Vivir sin Cristo, es vivir lejos de Dios y los beneficios de este padre amoroso. Nuestra naturaleza, nuestro pecado, nos alejan irremediablemente de Dios y la ausencia de Dios en nosotros nos hace vivir una existencia vacía.
La única manera existente para acercarnos a Él es por medio de Jesucristo. Él, que siendo Dios se hizo hombre para morir en la cruz por tu pecado, para llegar a ti; para que alcanzaras salvación y una vida nueva y abundante. Y vivir esa vida nueva y llena de esperanza depende sólo de ti. HAY ESPERANZA, ACEPTALA.
JESÚS SIENDO DIOS MURIÓ EN LA CRUZ POR TUS PECADOS, PERO AL TERCER DÍA RESUCITÓ PARA QUE HOY PUEDAS TENER UNA VIDA DISTINTA. UNA VIDA NUEVA Y ABUNDANTE EN PAZ, EN AMOR Y ESPERANZA.